domingo, 12 de diciembre de 2010

El actual País de las Maravillas en "calma"

Alicia iba andando por el bosque del País de las Maravillas. Todo parecía calmado y extrañamente diferente. No daba la impresión de que allí se hubiesen combatido varias guerras contra la Reina Roja. Y menos que todavía siguiera esa tensión entre los habitantes de aquel mundo y la reina. Era una tensión calmada. ¿Hasta cuando duraría todo esto...? La Reina Roja no les daba libertad, les había quitado muchas de sus pertenencias e ilusiones, y ya estaban cansados de luchar los dos bandos. En lo más profundo de la Reina de los Corazones, había un pequeño corazón que pertenecía a sus sentimientos, y muy en el fondo estos susurraban que preferiría causar amor que gobernar con terror. Era en estos momentos de tregua cuando surgía estos sentimientos y los habitantes podían coger un respiro de aquella lucha interminable arrebatados de toda ilusión. Solo podían tener ya la esperanza de que la profecía se cumpliese. Era lo único en lo que creían. Era la fe que acarreaban todos, y que llevaba poco a poco, a medida que pasaban los años, a la extinción de la llama de su esperanza, lo único que les quedaba...
Lo que Alicia más temía es que después de la calma viene la tempestad. Habría que estar preparados y no fiarse de nadie más que de aquellos en los que confía y sabe que no la traicionarán dejándola sola en este mundo de locura. 
El único personaje que conocía que había burlado siempre las exigencias de la reina, a pesar de sus furias y castigos, era Raju. Alicia suponía que la forma en la que había sobrevivido a sus mandatos era su desobediencia ante todo, pero sobre todo, por encima de todo, su egoísmo. Todo lo que cogiera a la fuerza bruta era suyo, aunque se lo hubiese quitado de las manos a un pequeño indefenso ratón. Pero nadie podría tocar sus cosas, porque sino tendría que enfrentarse a su fuerza bruta, y muchos se volvieron locos por la tremenda angustia que tuvieron que experimentar durante días entre la presa de sus brazos. El Gato Risón tenía que sufrir esos tremendos abrazados cada día, por el "amor" que sentía Raju hacia él. Poco le faltaba ya al Gato Risón para caer en la locura total y perder la noción de la realidad. A veces, era la locura la que permitía a los habitantes del País de las Maravillas a subsistir. Nadie sabía que aspecto tenía, ya que muchos de los que se habían topado con él, no volvieron a estar cuerdos, y otros temen incluso pronunciar su nombre. Los demás le desprecian en silencio por temor, y rezan por no cruzarse con él.
Pero no era de extrañar que la actitud de Raju fuera así. Al fin y al cabo, proviene de familia, ya que Raju era el hijo de la Reina de los Corazones.
Alicia debía encontrarle, era el único que había sobrevivido a los mandatos severos y furias de la Reina Roja. Solo el podría ayudar al País de las Maravillas. Pero, ¿se ofrecería a ayudar teniendo en cuenta su fuerte egoísmo, y derrotar a su propia madre? Solo había una forma de averiguarlo, era la única esperanza. Había que reunir fuerzas y encontrar a Raju.



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